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El Laverinto Del Eclipse-Chapter 31: Capítulo 5 – Sombras en el Abismo
Chapter 31 - Capítulo 5 – Sombras en el Abismo
Las luces parpadeaban de forma intermitente, bañando la habitación en destellos de claridad y sombras espesas. El rugido bajo que habían escuchado segundos antes resonaba como un eco que vibraba en sus huesos.
Kai apretó con fuerza la empuñadura de su cuchillo, sintiendo el pulso acelerado en sus sienes. Lía levantó su rifle, sus ojos dorados reflejando la tenue luz.
—¿Vieron eso? —susurró Ana, con la vista fija en la oscuridad.
Nadie respondió. Todos estaban paralizados por la presencia de algo invisible, algo que acechaba desde el otro extremo de la habitación.
El silencio era peor que cualquier sonido.
De repente, un chirrido metálico rasgó el aire.
El grupo giró al unísono y vio cómo una enorme sombra se movía con una velocidad inhumana. Solo pudieron distinguir su silueta por un instante: alta, delgada, con extremidades alargadas y una postura antinatural.
El "Prototipo CERO" estaba allí con ellos.
—¡Corran! —gritó Roldán, abriendo fuego.
Los disparos iluminaron la oscuridad por breves momentos, revelando un destello de piel pálida y retorcida, dientes afilados y unos ojos completamente blancos que parecían absorber la luz.
Kai sintió el impulso de moverse antes de pensar. Agarró a Ana del brazo y tiró de ella hacia la salida, mientras el resto del equipo se dispersaba por la sala.
El monstruo se lanzó hacia Marcos.
El hombre intentó disparar, pero la criatura se movió demasiado rápido. Con un solo movimiento, sus garras lo atraparon y lo lanzaron contra una de las paredes con una fuerza brutal.
—¡Marcos! —gritó Lía.
El impacto hizo que el cuerpo del hombre se desplomara con un crujido nauseabundo.
—¡No hay tiempo! —Kai jaló a Lía, quien dudó solo un segundo antes de seguirlo.
El grupo corrió por el pasillo mientras el rugido de la criatura resonaba detrás de ellos. Ana jadeaba, tratando de mantener el ritmo, mientras Roldán cubría la retaguardia con su rifle.
—¡Sigan derecho! ¡El mapa indica una salida de emergencia! —gritó Ana.
Las luces de emergencia titilaban con un color rojo sangre mientras el grupo doblaba una esquina. Pero en cuanto llegaron a la siguiente sala, el sonido de metal crujiendo los hizo detenerse.
Las puertas de seguridad estaban cerrándose automáticamente.
—¡No! —Kai aceleró el paso, pero era demasiado tarde.
Con un estruendo ensordecedor, las compuertas se sellaron frente a ellos, bloqueando la única salida.
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—¡Estamos atrapados! —exclamó Ana con desesperación.
El sonido de pasos retumbó detrás de ellos. Lento, calculador... el "Prototipo CERO" estaba acercándose.
Kai apretó los dientes. No podían quedarse allí.
—¡Busquen otro camino! —ordenó.
Roldán revisó la pared.
—¡Aquí! Hay una rejilla de ventilación.
Sin dudarlo, Kai ayudó a Ana a subir primero, luego a Lía. Pero cuando él intentó seguirlas, un ruido seco lo detuvo.
El monstruo estaba allí.
Sus ojos blancos brillaban en la penumbra mientras su rostro esquelético se estiraba en una mueca antinatural.
Kai sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
El "Prototipo CERO" inclinó la cabeza, observándolo. Como si estuviera analizando cada uno de sus movimientos.
—Kai, ¡vamos! —Lía extendió su mano desde la rejilla.
Pero él no se movió.
Porque en ese momento, el monstruo habló.
No con palabras humanas, no con sonidos comprensibles. Pero sus gruñidos y siseos tenían un patrón... un eco distorsionado de algo que una vez fue humano.
Kai sintió un estremecimiento.
El monstruo... estaba repitiendo su nombre.
Lía lo jaló con fuerza, y en el último segundo, Kai saltó dentro de la rejilla, justo cuando la criatura se abalanzó sobre él.
La rejilla se sacudió con violencia cuando el monstruo intentó alcanzarlos, pero no pudo entrar.
Kai respiraba con dificultad. Su mente aún procesaba lo que acababa de suceder.
Lía lo miró con preocupación.
—¿Qué... qué fue eso?
Kai negó con la cabeza, sintiendo un peso extraño en el pecho.
No tenía la respuesta.
Pero algo dentro de él le decía que ese monstruo... conocía su nombre por una razón.