©WebNovelPub
El Laverinto Del Eclipse-Chapter 1: Capítulo – Un Mundo Roto
Chapter 1 - Capítulo 1 – Un Mundo Roto
Prólogo – El Día en que el Mundo Cayó
El mundo nunca supo lo que se le venía. No hubo advertencias ni señales claras. Solo un susurro al viento, que nadie escuchó a tiempo.
El virus Eclipse llegó sin previo aviso, oculto en las sombras de un experimento científico que, en su arrogancia, jugó con las leyes de la naturaleza. Diseñado para alterar el curso de la humanidad, el virus transformó a las personas en algo... más. Algunos lo llamaron mutación, otros simplemente lo llamaron la peste, pero los que sobrevivieron aprendieron una verdad aún más aterradora: el Eclipse no era el final. Era solo el principio.
Los infectados comenzaron como criaturas descontroladas, llenas de rabia y desesperación. Su carne se pudría, pero su hambre era insaciable. Los gobiernos del mundo intentaron frenar el avance, pero fue inútil. En semanas, ciudades enteras fueron arrasadas. En meses, los países cayeron como fichas de dominó, y la humanidad quedó atrapada en un ciclo interminable de supervivencia. La guerra contra el virus era la guerra contra su propia existencia.
Sin embargo, no todos los infectados eran iguales. Algunos, contra todo pronóstico, evolucionaron. Aparecieron nuevas clases de infectados, seres que no solo pensaban, sino que planeaban. Se convirtieron en cazadores, en monstruos inteligentes, capaces de tomar decisiones estratégicas, como si el virus les hubiera otorgado una nueva consciencia. Aquellos que lo llamaron Eclipse creían que el virus era una forma de transición, una evolución forzada, un paso hacia un futuro donde los humanos no serían más que una memoria.
El mundo que conocíamos se desvaneció en el aire. Las luces de las grandes ciudades se apagaron, las carreteras fueron cubiertas por la maleza, y lo que quedaba de la civilización se refugiaba en pequeños asentamientos protegidos por muros de hierro y desesperación. Y en medio de todo esto, el caos no era solo el estrépito de los infectados. Había algo más, algo oculto, algo que muchos pensaban que nunca verían: el despertar de un poder que podría cambiarlo todo.
En las sombras, el Laberinto Ancestral existía como una leyenda, un lugar donde el origen del Eclipse y la respuesta para detenerlo podrían estar ocultos. Aquellos que sabían de su existencia temían acercarse a él, pues los relatos hablaban de horrores más allá de la comprensión humana.
Pero Lía, una joven cuyo destino estaba irremediablemente atado al Eclipse, sabía que la clave para desentrañar el misterio del virus estaba allí, en ese laberinto.
Y Kai, un hombre marcado por la pérdida y por el peso de un pasado que lo perseguía, pronto descubriría que su vida había estado entrelazada con ese destino desde mucho antes de que el Eclipse comenzara.
Este es el comienzo de una historia de supervivencia, revelaciones y sacrificios. Es el inicio de una búsqueda desesperada por entender qué queda cuando el fin de la humanidad es solo el comienzo de algo mucho más grande.
Y cuando todo lo que creías saber se derrumba, solo queda una pregunta: ¿Es el Eclipse el fin... o el comienzo de una nueva era?
Capítulo 1 – Un Mundo Roto
El viento cortaba la ciudad como un cuchillo afilado. Lúmina, la ciudad que alguna vez fue un faro de civilización, ahora estaba sumida en la oscuridad y la desolación. Las estructuras imponentes, que antes representaban el progreso de la humanidad, ahora yacían rotas, sus ventanas resquebrajadas reflejando los restos de una era olvidada. A través de las avenidas vacías, el sonido de las botas de Kai resonaba con cada paso, un eco solitario en el vacío. Solo quedaban ruinas, y en esas ruinas, la vida de los sobrevivientes transcurría entre sombras y murmullos.
Kai había caminado por ciudades devastadas antes, había cruzado paisajes que ya no pertenecían al mundo conocido. Las cicatrices de la civilización estaban esparcidas por todos los rincones: edificios colapsados, carreteras agrietadas, monumentos caídos. La belleza que alguna vez existió ahora se había convertido en un reflejo oscuro de la decadencia humana.
El Eclipse, el virus que había arrasado con todo, había dejado su huella en el mundo. Había comenzado como una enfermedad, una mutación, pero con el tiempo, se convirtió en una especie de nueva fase de la evolución humana. Y con ello, el paisaje urbano ya no estaba compuesto solo por humanos. Infectados de diferentes formas y tamaños vagaban por las ruinas, buscando alimento, buscando sobrevivir. Aquellos que quedaban eran los Aislados, los sobrevivientes que se habían refugio en pequeños asentamientos, rodeados de murallas improvisadas. Pero incluso esos refugios, frágiles como eran, no estaban a salvo. Todos sabían que el fin estaba cerca, ya fuera por los infectados, las bandas de saqueadores, o el propio desgaste de la vida en un mundo que ya no tenía sentido.
Kai había aprendido a moverse con rapidez, a adaptarse a las circunstancias. Su rostro, cubierto de una barba de varios días, mostraba cicatrices de una vida marcada por la lucha y la soledad. Obsidianos. Esa era la moneda que circulaba entre los supervivientes, fragmentos de cristales y metales que alguna vez pertenecieron a la tecnología avanzada del viejo mundo. Era lo único que todavía tenía valor en ese lugar. Para alguien como Kai, era una oportunidad: intercambiar, vender, conseguir recursos. Sobrevivir.
Con cada paso que daba, el sonido de sus botas chocaba contra el pavimento agrietado, un recordatorio constante de lo que había perdido. Los recuerdos de su vida anterior, de un tiempo antes del Eclipse, ahora se sentían como una mentira lejana. El único objetivo de su vida era seguir adelante. Sin más. Porque el mundo ya no tenía lugar para la esperanza. El mundo no necesitaba héroes. Solo necesitaba sobrevivientes.
Sin embargo, esa sensación de aislamiento y desgano fue interrumpida por un ruido inusual. En la distancia, en la esquina de la calle, una figura humana apareció. En un mundo como este, las figuras humanas siempre eran peligrosas, pero había algo... extraño en esta. No se veía como el resto. El tiempo pareció ralentizarse mientras Kai observaba a la joven que caminaba con paso firme, sin prisa, pero con una seguridad que desbordaba el miedo que los demás sentían a diario.
¿Quién era ella? La joven era delgada, pero su postura era fuerte, casi desafiante. Su cabello largo y plateado se movía suavemente con el viento, y algo en sus ojos parecía ir más allá de lo que Kai había visto en muchos otros supervivientes. Sus ojos no eran solo de un color llamativo, verde jade, sino que reflejaban una calma inquietante. Como si supiera algo que los demás no sabían. La misma calma que un animal salvaje muestra antes de atacar.
Kai se tensó, pero también estaba intrigado. En un mundo donde la desconfianza era la regla, ¿qué podía hacer una joven sola en este lugar? Ella no parecía estar huyendo de los infectados, no parecía estar buscando refugio ni victimas. Solo caminaba, avanzaba, como si estuviera perfectamente consciente de su entorno, como si no temiera nada.
A medida que avanzaba, Kai se agachó ligeramente, camuflándose tras el escombro de un antiguo vehículo volcado. Sus ojos no dejaban de seguirla. ¿Qué estaba haciendo aquí? El pensamiento se repitió en su mente una y otra vez. Si bien la mayoría de las personas se refugiaban en los asentamientos, ella no parecía tener miedo de las ruinas, de los infectados, ni siquiera de los mercenarios que patrullaban la zona. Algo no estaba bien. Algo en ella lo atraía. Y como era habitual en este mundo, cuando algo atraía tu atención, era mejor mantenerlo a raya. La curiosidad mató al gato, y aquí, en este mundo roto, la curiosidad podía ser lo que te matara.
Pero antes de que pudiera decidir qué hacer, el sonido que había estado temiendo finalmente llegó: el rugido de motores en el horizonte. Mercenarios.
Kai se tensó de inmediato. La Guardia, probablemente. Un grupo de mercenarios conocido por su brutalidad. Siempre acechando en busca de presas fáciles. En este mundo, nadie estaba a salvo, ni siquiera los más fuertes. Mientras los vehículos se acercaban, el sol comenzaba a ponerse, lanzando largas sombras sobre las ruinas. La joven, sin embargo, no parecía notar el peligro que se cernía sobre ella.
¿Qué haría? Si se quedaba aquí, en su escondite, probablemente vería cómo los mercenarios la capturaban. Y en su estado actual, no se atrevía a pensar qué le harían. Pero si salía a intervenir, las probabilidades de sobrevivir eran bajas. Los mercenarios eran letales. Estaba en territorio enemigo.
De repente, la joven, que aún caminaba por la calle sin miedo, se detuvo. Un cambio sutil, una ligera inclinación de la cabeza, y la mirada fija en el lugar donde Kai se encontraba. Su rostro no mostró sorpresa. No se dio vuelta ni se escondió. Simplemente permaneció quieta, como si hubiera sabido que él la observaba. La incertidumbre de Kai creció. ¿Cómo lo había visto? Había sido sigiloso, siempre había sido sigiloso.
¿Ella sabía algo que él no?
New novel 𝓬hapters are published on freёwebnoѵel.com.
Antes de que pudiera continuar con sus pensamientos, los mercenarios llegaron. Unos cinco hombres, vestidos con ropa táctica desgastada, máscaras oscuras cubriendo sus rostros. Su líder, un hombre corpulento con cicatrices en su rostro, lideraba la marcha. En cuanto la joven apareció en su campo de visión, su actitud cambió. No parecía sorprenderse, pero sí había un brillo de codicia en sus ojos.
"La chica," ordenó el líder con voz rasposa. "Llévenla."
Kai no pensó más. Saltó de su escondite, apuntando rápidamente con su ballesta. ¡Bang! La flecha voló en el aire, alcanzando a uno de los mercenarios en el hombro. El hombre cayó al suelo, aullando de dolor. En ese momento, todo se desató. Los mercenarios comenzaron a disparar con precisión, buscando eliminar a cualquier amenaza.
Kai se movió con agilidad, esquivando las balas y buscando cobertura tras los restos de una pared colapsada. La joven, por su parte, parecía observarlo todo desde una distancia segura, sin inmutarse. Como si supiera que la batalla no la afectaba.
"¡Muévete!" le gritó Kai mientras disparaba otra flecha, eliminando a otro de los mercenarios. "¿Qué estás esperando?"
Ella, por alguna razón, no se movió. En cambio, levantó una mano hacia el grupo de mercenarios, y en un parpadeo, todo se detuvo. Los mercenarios, en medio de su avance, se quedaron congelados, como si estuvieran atrapados en una tela invisible.
Kai, confundido, observó la escena, su mente procesando lo que estaba sucediendo. ¿Qué estaba pasando? Los mercenarios no parecían ser conscientes de lo que ocurría. Pero él sí lo estaba. No era un truco. No era una coincidencia.
"Detenlos," dijo la joven con una calma sobrenatural. "Déjalos ir."
En un instante, los mercenarios se detuvieron por completo, como si una orden invisible los hubiera paralizado. Finalmente, el líder de la banda levantó la mano, mirando alrededor como si estuviera buscando una explicación.
"Retirémonos," murmuró, dando la orden de retirada.
Cuando se alejaron, la joven no movió un músculo, y Kai no sabía si sentirse agradecido o desconcertado. No entendía qué acababa de pasar. Ni quién era ella.
"¿Quién eres?" preguntó Kai, sin poder contener la duda que lo quemaba por dentro.
La joven le dedicó una mirada intensa, pero no respondió de inmediato. Solo dio un paso hacia él y murmuró:
"Porque no tienes opción."
Luego, dio la vuelta y comenzó a caminar, sin detenerse. Kai, aún atónito por lo sucedido, la observó alejarse por las ruinas. Y algo en su interior le dijo que este no era un simple encuentro.
Era solo el principio.